No tuve la suerte de ver nacer a Android, pero casi. En concreto, llevo en este mundillo desde el año 2009, fecha en la que se lanzó el HTC Tattoo, mi primer smartphone Android. Un terminal que saqué de la caja con Android 1.6, y que logré llevar hasta la cuarta versión de nuestro sistema operativo.
Hoy, toca ponerse nostálgico, y comentar la experiencia con cada versión de Android. No quiero entrar en detalles técnicos, simplemente, en el feeling y las sensaciones que tuve con cada una de ellas, ya que he sido un usuario muy activo de Android, y creo que el software es el aspecto más importante en cualquier teléfono.
Android 1.6 Donut, el principio de todo
Antes de Android 1.6 Donut, hubo unas cuantas versiones que no tuve el placer de probar. Como te he comentado, mi primer móvil fue el HTC Tattoo. En una época en la que las ROMs venían fuertemente personalizadas por las operadoras, hasta el punto en el que la tematización del móvil venía directamente impuesta por la compañía española Orange.
No obstante, mi experiencia con el HTC Tattoo fue sorprendentemente buena. Era un móvil fluido -teniendo en cuenta cómo funcionaba Android en aquella época-, es cierto que era fácil quedarse sin RAM -tenía tan solo 256 megas-, pero mi primera sensación con Android me dejó bastante claro que este era el sistema operativo en el que debía estar.
Android 2.3 Gingerbread, el gran salto
Mi HTC Tattoo no pasó nunca de Android 1.6 de forma oficial, pero CyanogenMOD se encontraba en su mejor momento, y me aventuré a instalar la ROM basada en Android 2.3.6, la más reciente que había en ese momento. Este fue mi primer contacto con “Android Puro”. Todo funcionaba muy fluido, muchísimo más rápido, y a pesar de que había ciertas inconsistencias en el rendimiento, fue una versión que me gustó bastante.
No puedo decir lo mismo de el Samsung Galaxy SCL que tuve con esta versión, el cual fue un auténtico infierno. Por aquel entonces, llamar a la ROM de Samsung lagwiz estaba totalmente justificado, y es que un terminal con el doble de hardware que mi HTC Tattoo, era incapaz de moverse con soltura. En general, la percepción de Android 2.3 creo que fue bastante positiva para los usuarios.
Con Android 2 llegó Play Store, para sustituir a la antigua tienda de aplicaciones, Market. También llegó el soporte para WhatsApp, que desparecía en las versiones 1.X, obligando a cambiar de teléfono o ROM a muchos usuarios.
Android 4.0 Ice Cream Sandwich, el futuro empezaba a llegar
¿Qué sistema es este tan espectacular, con los iconos de color azul y una interfaz tan moderna? Android 4.0 llegó cono uno de los cambios más importantes en la historia de Android. La interfaz comenzaba a dibujar un boceto de la que tenemos ahora, aunque lo cierto es que el rendimiento dejaba un poco que desear.
En concreto, estuve utilizando esta ROM tanto en el Sony Xperia Tipo como en el Samsung Galaxy SII. En este último los drenajes de batería no tenían nombre, aunque en el Xperia Tipo -la gama bajísima de Sony por el año 2012- funcionaba relativamente bien, gracias a la Custom ROM de Cyanogen con Android 4.0 que logré instalar.
Android 4.1 Jelly Bean, llega la estabilidad
Android 4.1 Jelly Bean supuso un gran salto en estabilidad. Manteníamos la estética recién llegada, pero con varias mejoras y optimizaciones que se hicieron notar. Tuve la oportunidad de probarlo en el primer Motorola Moto G, conocido como el mejor gama media de la historia, o como el Google Nexus 4.5.
En este caso, el Moto G tenía la ROM de Google, un concepto similar al de los actuales Android One, pero que supuso toda una revolución en el año 2013. La fluidez era máxima, y mayor que la de muchos gamas alta que costaban hasta 3 o 4 veces más que el pequeño Moto G. Por desgracia, el buen rendimiento no duró, Android necesitaba otro gran cambio, y tuvimos que pagar algunas consecuencias.
Android 4.4 KitKat, adiós a la estabilidad
Android 4.4 llegó para hacer bastantes cambios de nuevo en el diseño y la funcionalidad del sistema, aunque necesitó unas cuantas versiones para pulirse. En el caso de mi Moto G, perdí más de 1h de pantalla, y gané en lag, congelaciones y cierres forzosos. Por suerte, las posteriores actualizaciones mejoraron bastante el rendimiento.
Gracias al Google Nexus 5, pude disfrutar de Android 4.4.4 como un niño pequeño. El terminal tenía una fluidez que, incluso a día de hoy, me sigue pareciendo sorprendente. Todo era rápido, eléctrico… Una sensación sencillamente espectacular, que muchos usuarios disfrutamos e su momento.
Tanto es así, que muchos consideran a día de hoy que Android 4.4.4 es la versión más estable que hemos tenido en Android, argumento basado en parte, a los estragos que hizo la siguiente versión de Android.
Android 5.0 Lollipop, Material Design es un mal necesario
Android llevaba con un diseño excesivamente conservador bastantes años, y Google decidió dar un cambio de rumbo. Android 5.0 nos introdujo Material Desing, el actual diseño que tenemos en nuestro sistema operativo, y que se aplica tanto a las aplicaciones como a la totalidad del SO.
Diseño renovado, nuevas animaciones, cambios en la gestión de las memorias… Demasiadas novedades en muy poco tiempo, algo que hizo pasar factura a muchos terminales. Mi Moto G se volvió prácticamente inutilizable, y a pesar de haber probado bastantes móviles en esa época, no recuerdo ni uno solo que me diese un rendimiento decente con Android 5.0 y versiones posteriores. Sin embargo, este fue un mal necesario, que hizo que Android se sitúe en el nivel de diseño en el que se encuentra actualmente.
Android 6.0 Marshmallow, empezamos a ir por el buen camino
Marsmallow se nos planteó como una versión más optimizada de Android 5.0. Las novedades estéticas no eran demasiadas, aunque se añadió Doze, el sistema de gestión energética más conocido de Android. Lo cierto es que, en muchos casos -no en todos-, se lograron solventar los problemas de rendimiento y drenajes de batería, los móviles que salían al mercado con Android 6.0 eran bastante estables, y en definitiva, Google dejó caer que sabían lo que se hacían, y que este era el buen camino.
Algunos gratos recuerdos con Android 6.0 me los dieron el Zuk Z1 y el OnePlus 3T. Todo funcionaba muy bien, fluido, la batería se comportaba sin extraños, y en general, la experiencia fue muy satisfactoria.
Android 7.0 Nougat, mi primer “wow” al actualizar una versión
Como apasionado de la tecnología, nunca olvidaré el momento en el que mi OnePlus 3T actualizó a Android Nougat. Yo pensaba que este terminal era el colmo de la fluidez, pero Nougat me demostró que aún había margen de mejora. Todo, absolutamente todo mejoró con Nougat, una de las versiones más estables que hay actualmente de Android.
Además, a nivel de diseño, todo se redefinió, con una barra de notificaciones extremadamente mejorada, unos ajustes más actuales… El funcionamiento era, prácticamente perfecto. No había inconsistencias, la batería se comportaba mejor que en 6.0, y era toda una delicia utilizar el teléfono con esta versión.
Android Oreo, por fin Android es lo que debe ser
Tras haber probado a fondo iOS 11 en el iPhone 7, 8 Plus y X, me enorgullezco de decir que, por fin, Android es más estable y funcional que iOS. Creéme, no me dejo llevar por la subjetividad y la percepción personal, Android Oreo es la optimización hecha realidad, la gestión de la batería es una delicia -siempre que el procesador acompañe-, y todo funciona como debe.
Aunque he probado muchos terminales este año, debo decir que tan solo los Google Pixel proporcionan una experiencia de puro Oreo, dejando claro el grado de optimización que tiene esta versión. Si tienes un gama alta con una capa de personalización pesada, puede que no hayas notadao diferencias, pero Oreo es lo mejor que le ha pasado a Android en mucho tiempo, y estoy orgulloso de ello.
Android P, prepárate para lo que viene
Jamás, en mi vida, se me hubiese ocurrido instalar una Developer Preview en mi móvil personal. Aunque pueda probar varios, mi Daily Driver suele ser mi Pixel, y no quería arruinar la experiencia de usuario. Mi compañero Christian me comentó que la Developer Preview era totalmente usable, que la batería duraba igual o más que en Oreo, y que todo funcionaba como debía, así que me aventuré.
Así es como te conté mi experiencia con Android P, la cual se centra en la optimización del sistema y la renovación en el diseño y créeme, lo vas a agradecer. Si una Developer Preview en su primera versión es casi tan estable como la versión final de Oreo, no quiero imaginar el rendimiento que tedrá la Final Release de Android 9.0.
Estamos ante otro de los saltos más sustanciales en Android, toda una revolución en el diseño, trabajo a fondo con distintas APIs que nos facilitarán la vida, y la promesa de que, gracias a Project Treble, todos podremos tener Android P un poco antes de lo habitual.
Conclusiones
En definitiva, mi experiencia con Android ha tenido sus más y sus menos. Como amante de este sistema operativo, y como obsesionado con el rendimiento, en mi opinión personal pienso que hasta la llegada de Android 7.1, nuestro sistema no ha brillado como debería. Antes de esta versión, Android simplemente estaba bien, pero a día de hoy, para mi gusto, es el mejor sistema operativo móvil que podemos utilizar.Por fin, estamos claramente por delante de la competencia, y mientras iOS 12 se centrará en la correción de errores, nosotros nos permitiremos el lujo de centrarnos en el diseño y el pulido, creo que con esto lo digo todo. Cuéntame ahora, cuál ha sido tu recorrido con Android, qué versión ha sido tu favorita, y cuál no volverías a instalar ni siquiera bajo pistola.
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