La ecuación es sencilla: pagar por un móvil libre supone un desembolso inicial fuerte, pero a la larga sale más barato. Sobre todo gracias a la irrupción (en España, de momento) de los operadores móviles virtuales, como Pepephone, Simyo, etc. Desde entonces llevo comprando terminales (iPhone 3G, 3GS y 4, HTC One X, etc) libres para usarlos con ellas. Con la tarifa que yo elija y pudiendo cambiar en cualquier momento. Si de repente mis necesidades cambian, puedo adaptar mi consumo a ellas. Por ejemplo, pasando de una tarifa con 500 MB de datos a otra con 2 GB, o yéndome a una compañía que me ofrece llamadas por menos de 1 céntimo el minuto, o portando a una que me ofrece ilimitadas por 30 euros. Lo mejor de los móviles libres es que puedes adaptar tu tarifa a tus necesidades, sin estar atado por muchos meses a una concreta. No hablemos de si repentinamente nuestra economía empeora y necesitamos reducir gastos mensuales: nos sería imposible pagar menos, aunque consumiéramos menos. ¿Qué problema hay entonces? Que muchos de tus conocidos nunca comprenderán que gastes 300, 500 o 600 dólares en un terminal. Aunque les expliques que en los próximos dos años gastarás menos de 800 dólares entre terminal y consumo, mientras que ellos con su smartphone "que la compañía le regaló, porque es muy listo y amenazó con irse a otra" estarán pagando un consumo irreal cada mes que les hará gastar 1500 o 2000 dólares en el mismo tiempo. Y sobre todo, sin opción de cambiar de compañía ni de tarifa, o de pagar menos. Comprar móviles libres, sencillamente, es una opción no contemplada por la gran mayoría de la sociedad. Ahora está la opción del mero plago a plazos, y no integrado en una tarifa inflada. Pero sigues firmando permanencia y el terminal ni siquiera es libre.
Pero todo esto no importa. Si compras un móvil libre, por mucho que te salgan las cuentas respecto a los que te dicen que no, serás tachado de irresponsable, de derrochador, o directamente de tonto por no vender tu alma a una operadora (y acabar pagando el triple). Para ser justos, hay que decir que en algunos casos concretos esta última fórmula sale bien, pero normalmente quien se atreve con una OMV y se compra un móvil libre, conoce bien el terreno. Por eso, tras haberlo hecho varias veces en el pasado, me siento obligado a avisar: no compres un móvil libre. Salvo que quieras ser defenestrado. Si quieres sentirte integrado, firma una tarifa que no necesitas, con un consumo que no se ajusta a tu uso real, y una permanencia de la que te arrepentirás. Y entonces sí, llévate tu smartphone 'gratis', verás qué bien hablarán de ti.
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