El año ha empezado muy movido en el sector de la tecnología móvil,
quizás mucho más de lo que a algunos les gustaría. Compras, acuerdos
estratégicos, y otras acciones que afectan directamente a los
fabricantes, pero no solo en el ámbito hardware, sino que los
desarrolladores de sistemas operativos también se ven involucrados en
todos estos movimientos, como puede ser el claro ejemplo de Tizen.
Supuestamente Tizen debería llegar al mercado como el gran contrapeso de Android
con el que Samsung intentaría que el OS de Google baje a la realidad y
entiendo que hay más opciones ante los usuarios. Aunque nada más lejos
de la realidad, lo que está sucediendo realmente, o al menos la imagen
que se está proyectando es que Tizen parece un castigo para los coreanos
con el que ahora tienen que lidiar y no saben muy cómo.
La llegada de este nuevo sistema operativo al mercado debería suponer
un manto de aire fresco a una situación en la que Android domina
(tiraniza) con una cuota de mercado de casi el 80%. Ni mucho menos el
corto espacio de tiempo supondría una amenaza, ni si quiera competencia,
pero al menos, y teniendo en cuenta el volumen de ventas de Samsung, y
el grado de implicación que tuviera en el propio desarrollo de un
sistema operativo que ellos mismos han creado, este OS sí balancearía
una situación que cada vez algunos la ven más preocupante por el dominio
de los de Google.
Las reticencias a Tizen
Así pues, y ante el último acuerdo firmado recientemente entre Samsung y Google, parece haberse enviado un mensaje de “tampoco nos llevamos tan mal”.
De esta forma, lo que llevan haciendo desde hace algún tiempo
distribuidores y operadores, ahora parece que cobra más sentido. Es
decir, por ejemplo Orange ha manifestado abiertamente que de momento no
se implicará en el proyecto más de lo necesario porque no lo ve maduro.
Pero no ha sido la única, por ejemplo la estadounidense Sprint
también ha manifestado que hay otros proyectos más “urgentes” en los que
introducir su negocio y que, por el momento, Tizen quedaría en un segundo plano.
Eso mismo, incluso un paso más allá, es lo que sucedido con la española
Telefónica, que no solo ha dado la espalda, al menos por el momento, a
este OS, sino que además a suscrito un gran acuerdo con Firefox.
Así las cosas, y en esa incertidumbre de saber lo que pasará dentro
de unas semanas en el MWC de Barcelona, y si finalmente se presentarán
los terminales que habrá en el mercado con Tizen, lo que sí parece
claro, o mejor dicho, se ha tornado oscuro, es el futuro de este sistema
operativo que se ha ido deshinchando como un refresco de gas en una
larga fiesta.
Fuente: WSJ
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