Transcurridos los 15 primeros meses desde su lanzamiento, las cifras muestran como Windows 8 ha vendido 100 millones, un 33%, menos que su antecesor, Windows 7, lo que confirma los malos presagios de Microsoft y como la nueva interfaz no ha convencido a gran parte de los usuarios.
Desde que el 26 de octubre de 2012 se produjera el lanzamiento de Windows 8, el sistema operativo ha pasado por varias fases
que se ven claramente reflejadas en la evolución de las ventas que se
han ido conociendo a lo largo de este tiempo. La tendencia muestra como
muchos siguen comprando actualmente Windows 8, que a estas alturas ya ha
superado los 200 millones de copias, sin embargo, esta cifra se diluye si la comparamos con los 300 millones que consiguió vender su antecesor, Windows 7 en el mismo periodo.
Si observamos la evolución del sistema vemos como la expectación inicial consiguió aguantar durante los 6 primeros meses el pulso con Windows 7,
logrando vender un número de licencias bastante similar. Si bien, la
línea muestra como a partir de ese punto, las líneas se separan gracias a
una aceleración de las ventas en Windows 7 que en Windows 8 no se ha
producido, ni se espera que se produzca, sino todo lo contrario. De
hecho, apenas alcanza un 11% de la cuota de mercado.
Durante esos 6 primeros meses, los números de ambos sistemas operativos rondaban los 100 millones, sin embargo, han transcurrido 9 meses más hasta que Microsoft ha anunciado que Windows 8 superaba la barrera de los 200 millones.
Por su parte, Windows 7, lanzado 3 años atrás, en 2009, alcanzaba la
cifra de 240 millones de licencias vendidas ya durante el primer año y
llegaba a los 300 en los 15 meses iniciales. Incluso Windows XP, con más
de 10 años de antigüedad supera todavía a Windows 8 en porcentaje de
utilización.
Dos factores claves
Las
razones son varias pero se podrían resumir en 2. La primera no afecta
sólo a Microsoft y quizá escapa al control de la compañía de Redmond, las ventas de ordenadores han disminuido notablemente durante los últimos años,
siendo el descenso aún más acusado desde 2012, justo el año en el que
se lanzó Windows 8. Las tabletas están comiéndose parte del mercado que
tenían los ordenadores y por ejemplo en España, datos de IDC sobre 2013 muestran como la demanda ha sido un 24,9% inferior.
El otro factor que ha influido en estas bajas ventas ha sido que Windows 8 y la nueva interfaz Metro
fueron ideados como un sistema capaz de adaptarse a ordenadores de
sobremesa, portátiles y tabletas, siendo estas últimas las principales
beneficiadas con el cambio cuando la mayoría de las ventas provienen de
licencias destinadas a los dos primeros equipos. El resultado ha sido
que los usuarios más clásicos, los de ratón y teclado no han terminado de adaptarse al sistema y han criticado durante largo tiempo la decisión de Microsoft.
Por otro lado, parece que la compañía se ha dado cuenta de su error y
quiere enmendarlo con vistas al futuro, empezando por el próximo Windows 8.1 Update 1 que incluirá algunas mejoras y terminando con Windows 9 que se espera, salga para la primavera de 2015. Las bajas ventas de Windows 8 están confirmando el fracaso del sistema y el próximo paso será de vital importancia.
Fuente: The Next Web
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