Obviamente, una encuesta no debe ser el único baremo por el que los padres tengan que tomar la complicada decisión de comprar a un niño su primer móvil pero puede servir como referencia para empezar a analizar pros y contras. Según un estudio realizado por American Express en Estados Unidos, los padres piensan que la edad adecuada para que el niño tenga su primer teléfono son los 12 años.
La encuesta se ha realizado de manera aleatoria entre una muestra de más de dos mil adultos. A grandes rasgos, un 64% de los encuestados ha optado por una edad entre los 10 y 14 años, un 21% entre los 15 y 18 y un 10% antes de los 10 años.
Otros datos de la encuesta también hablan del gasto medio que los padres estarían dispuestos a gastar en el dispositivos electrónicos para sus hijos (con una media de 529 dólares) y también que el 77% de los encuestados abogan porque estos dispositivos tengan un uso educativo.
Situación en España
Un padre no tiene porqué tener las mismas preocupaciones aquí que al otro lado del Atlántico pero seguro que tienen muchos puntos en común. En nuestro país, según los últimos datos disponibles del INE (2013), el 26% de los niños de 10 años ya poseía un teléfono móvil, porcentaje que llegaba al 58,8% a los 12 años y hasta el 90,2% en niños de 15 años. Son datos muy representativos y que seguro reflejan la situación de muchos padres que en más de una ocasión habrán recibido la petición por parte de sus hijos con el manido argumento: “es que todos mis amigos de clase lo tienen”.Más allá de caer en la presión grupal, los padres tienen que tener en cuenta los beneficios (estar localizado, poderse poner en contacto con él, podrá relacionarse más con sus compañeros) y los peligros (distracciones, privacidad o el temido ciberbullying) que implica que su hijo comience a tener móvil.
En esta ocasión, como en muchas otras, de nada sirve ‘poner puertas al campo’. Se trata de un momento que llegará antes o después con lo que la mejor opción es educar lo mejor posible a tus hijos en el uso del teléfono, establecer unas normas claras referentes a su uso y también supervisar su uso, lo cual no debe implicar un control excesivo sobre el mismo. Pero, a fin de cuentas, nadie conoce mejor a sus hijos que los propios padres, que saben mejor que nadie cuando el niño tiene la madurez suficiente como para dar este importante paso.
Fuente: Business Insider
No hay comentarios:
Publicar un comentario