Google lanzó a finales de febrero un nuevo servicio de YouTube dirigido
exclusivamente a los niños. Pues bien, este servicio, llamado YouTube
Kids, ya ha sido denunciado por no cumplir con las normas estadounidenses sobre anuncios.
Parece ser que muchos canales de este servicio están patrocinados por
marcas comerciales de manera oculta.
Una asociación de consumidores de Estados Unidos ha presentado una queja ante la FTC (Comisión Federal de Comercio por sus siglas en inglés) acusando a YouTube, y por ende a Google, de no marcar diferencias entre los anuncios y los contenidos de YouTube Kids.
El problema se ha detectado cuando esta asociación ha comprobado que no
es posible saber quiénes son los dueños de algunos canales de este
servicio que suben vídeos promocionando de forma clara juguetes, ropa o
refrescos sin decir que es publicidad.
Por ejemplo, hay vídeos en donde puede salir un niño con un juguete
sin indicar que es publicidad, pero siendo evidente para un adulto que
lo es. Además, aunque muchos vídeos son subidos por usuarios, otros pertenecen a canales que son propiedad de grandes empresas.
Como ejemplo paradigmático nos encontramos con Disney, que tiene cinco
canales en YouTube que también están suscritos a YouTube Kids.
Nueva legislación
El problema viene cuando muchos de esos canales no indican quién está
detrás de ellos o si lo indican no diferencian en su contenido qué es
publicidad y qué no. Y claro, en canales para niños es todavía más grave
ya que la capacidad de los pequeños para distinguir esa diferencia
todavía no está desarrollada.
Pero el problema de YouTube Kids tiene un alcance mayor. La legislación siempre va por detrás de los avances tecnológicos y mucho más si son tan rápidos como los producidos por internet.
No llega ni a los 15 años desde que Internet empezó a popularizarse de
forma global y obviamente no puede regirse por las mismas leyes que
otros medios de comunicación. Por este motivo la publicidad, como tantas
otras cosas en internet, debe adaptarse tanto a la nueva forma de llegar a sus consumidores como a las nueves leyes que deben proteger a estos, sin que la televisión, por ejemplo, sirva de precedente. Son dos mundos muy distintos.
Fuente: The Verge.
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