En los últimos días, Heinz, el ketchup por excelencia se ha visto envuelta en una fuerte polémica después de que un cliente alemán, Daniel Korell utilizase uno de estos códigos que encontró en uno de los botes que había comprado y acabase dirigido a un sitio porno -cuate, aquí hay tomate, que diría la competencia-, por lo que la compañía ha tenido que pedir disculpas y además ofreció a Korell una serie de pegatinas para personalizar sus botes de ketchup. Si en estas pegatinas había el mismo tipo de tomate en el QR o no es un detalle que no ha trascendido.
Seguramente muchos os estaréis tratando de imaginar cómo demonios llegó este sensual QR hasta el bote sin mediar Tinder, y tal vez sean historias de un empleado que copia la dirección equivocada, o una broma de alguien que no quiere ser concejal, pero la realidad es más sencilla y a la vez más patética. Entre 2012 y 2014, Heinz realizó en Alemania un concurso ofreciendo botes personalizados. Cuando este concurso acabó, Heinz no renovó el dominio que acabó en manos de una productora porno, Fundorado, y de paso en QR que escaneó Korell con su smartphone.
Heinz aseguró que revisaría su política con sitios web temporales de la marca, mientras que la web porno ofreció a Korell una suscripción gratuita. Pegatinas para personalizar tu ketchup y señoritas gratis ¿se puede ser más afortunado?
Pero el de Heinz no es el único epic fail que se puede cometer con un código QR.
Un código QR en el lugar más adecuado
No parece el lugar más seguro para escanear el código. Sería divertido que pusiera “mind the gap” [cuidado con el hueco].
Bueno, Spiderman ya lo escaneará, si eso.
Este QR es un vale por un bofetón en la cara de quien haya pensado el sitio.
No, en serio, esto es la estupidez elevada a expresión artística.
Un código QR para explicar cómo usar un Código QR. ¡Por qué no se me ocurriría antes!
Estoy seguro que ese QR explica qué es el núcleo irradiador.
Consejo práctico: si pones un QR, mejor no lo tapes.
Todo comentario que se me ocurre sobre este último arruinaría mi meteórica carrera como concejal.
Los códigos QR son una herramienta realmente cómoda para aquellos vagos a los que no nos apetece introducir una url entera y nos ahorran trabajo para que nuestros dedos estén fuertes para poder decir tonterías por Twitter. Pero cuidado, que los puede cargar el diablo (con erótico resultado).
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