El
Xiaomi Mi 4C, el Meizu PRO 5, el One Plus 2… son varios los teléfonos
que ya han abrazo el conector USB tipo C. Lo cierto es que pocas cosas
en el masticado mundo de la tecnología han acaparado tal atención a
pesar de estar tan poco implementado. Y todo siendo un simple conector.
Lo cierto es que las ventajas son notables. Intenta conectar sin mirar
el cargador de tu actual móvil, en plena noche o volviendo a casa
después de haberte pimplado tres o cuatro chupitos de Jaggermëister.
La principal fortaleza es esa. La facilidad de conectar este tipo de cable.
Sin embargo, existen varios motivos que igual hacen que prefieras
mantener a raya este formato o, por lo menos, meditarlo mucho de
momento.
Uno de los mitos más comunes acerca del USB Tipo-C es que proporciona mayor velocidad de carga o de transferencia de datos.
No es así. El USB Tipo C es el diseño del mismo. Está diseñado para
soportar el estándar USB tipo 3.1, que aunque permite una serie de
mejoras no tiene porque implementarlas.
USB Tipo C: Ni carga rápida ni transmisión de datos a velocidad de la luz
El
OnePlus 2 es un ejemplo. Incluye este tipo de soporte, pero está
limitada al estándar USB 2.0. Eso significa que no es compatible con el
sistema Quick Charge, una característica depurada en otros modelos y que
es muy apreciada por los usuarios.
La
segunda concepción erronea sobre esta tecnología es la supuesta
capacidad para transferir información a velocidades cuasi infinitas si
se compara con las anteriores generaciones. De nuevo, vuelve a pasar
como en el caso de la carga rápida. Depende del estándar USB 2.0 o 3.1 y no del diseño -USB Tipo C-.
Suponte
aún así que consigues un cable Tipo C compatible con USB 3.1.
Teóricamente llegarías a la velocidad de transmisión prometida -unos 10
GB por segundo- pero realmente existen una serie de obstáculos asociados
que no se pueden evitar: la lentidud del puerto USB de tu ordenador, la
velocidad de la memoria, etc. Vamos que de momento pasarnos archivos en
4K al teléfono en unos pocos segundos no puede ser más que una utopía a
día de hoy.
Lo que viene ahora es una obviedad. Pero al fin y al cabo, un contratiempo. Olvídate tu cable de USB Tipo C en casa y quédate sin batería.
Pregunta por un cargador de este tipo y la gente arqueará las cejas
cómo si le hubiese preguntado por el Santo Grial. Si viajas, siempre
puedes recurrir a uno de los cargadores de otro de los aparatos que
llevas si tienes un cargador de la anterior generación.
Sin
embargo, encontrar una tienda donde vendan estos cables no tiene que
ser demasiado fácil a día de hoy. Son caros y la demanda, obviamente, es
aún baja. Así que, aunque tengas a mano el dinero para comprarlo, no
tienes la certeza de que lo vayas a encontrar. Y qué decir de accesorios
que dispongas para tu móvil que no sean compatibles con estos sistemas
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