Había ganas de analizar el Surface Pro 2 y entender cuáles habían sido las conclusiones de Microsoft a partir de la experiencia como fabricante tras su primer híbrido tablet / pc. Si bien el mercado ha parecido dar la espalda a la propuesta de RT, con Pro al menos los números están cuadrando mejor.
En lo que se refiere a producto un aspecto que me interesaba mucho de este Surface Pro 2 era entender si Microsoft iba a intentar apostar por reforzar su rol como tablet con un equipo más ligero, que se caliente menos y con más autonomía aún a costa de penalizar la potencia o si iba a decantarse por su lado de “ordenador portátil” haciendo todo lo contrario. Lo que sí parecía seguro – y así ha sido – es que Surface Pro 2 no iba a abandonar la filosofía de “doble solución en un equipo”. Veamos qué tal lo han hecho esta vez.
Surface Pro 2, la máquina
Empezamos con un repaso de las características técnicas clave del Surface Pro 2:
Surface Pro 2 | |
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Pantalla | 10.6 pulgadas, ClearType Full HD 1920 × 1080 pantalla, 16:9 |
Tamaño | 274,6 × 173 × 13,5 mm |
Peso | 907 gramos |
Procesador | Intel Core i5 Haswell. Intel HD Graphics 4400 integrada |
RAM | 4/8 gigas |
Disco | 256/512 GB según precio |
Versión S.O. | Windows 8.1 |
Conectividad | Wi-Fi (802.11a/b/g/n), Bluetooth 4.0 |
Cámaras | Dos cámaras 720p HD, frontal y posterior |
Puertos | USB 3.0, lector de tarjetas microSDXC, Mini DisplayPort, puerto de funda / teclado |
Precio oficial de salida | 879 euros |
Atendiendo a la configuración, el mayor cambio de este Surface Pro 2 respecto a su antecesor está en el micro. El paso a Haswell debería permitirle afrontar uno de los aspectos menos conseguidos de la anterior versión que no es otro que la autonomía.
En disco también vemos un salto potente, olvidando las configuraciones que podían llegar a apretarnos mucho – sobre todo la de 64 GB – en cuanto instaláramos algunas aplicaciones y quisiésemos llegar juegos y películas. Empezar en 256 es una buena medida, así como pasar a USB3.0.
Esta apuesta por i5 y el mantener el peso y prácticamente el tamaño del equipo muestran a las claras que Microsoft se siente cómoda y confiada con la filosofía de Surface Pro y que no introduce cambios de calado: para quien busque una experiencia pura de tablet ofrecen el Surface 2 – que pierde el RT del nombre y quizás eso confunda algo al personal – mientras que Pro es un equipo que apuesta realmente por profundizar en ser un portátil que en factor forma es asimilable según el contexto a un tablet.
Por último, subrayar que Surface no acaba en el dispositivo porque la experiencia se completa contoda la gama de accesorios que además ha sido renovada por Microsoft. Especialmente interesantes van a ser el nuevo teclado con batería (power cover) y la dock station para utilizar Surface como único equipo, portátil y ordenador de cada conectado a una pantalla y más dispositivos, algo que reclamamos mucho en el análisis de la primera generación. La buena noticia es que estos complementos serán retrocompatibles con los Surface anteriores, la mala es que los más interesantes tardarán en llegar al mercado.
Surface Pro 2 como portátil
Tras varios meses utilizando su antecesor me atrevería a decir que Microsoft ha mejorado prácticamente cada aspecto de Surface como portátil. De entrada una mirada a fondo a Windows 8.1 nos muestra un sistema operativo que sigue mejorando y que permite cierta flexibilidad ahí donde los usuarios la reclamaban, con mejoras en casi todo aspecto, desde la tienda hasta las aplicaciones nativas… aunque la pérdida de integración de Flickr hace que algunos usuarios nos quedemos sin una gran experiencia puesto que Yahoo no ha sacado aplicación propia para paliarlo.
En el lado software y servicios, Microsoft está añadiendo valor a su propuesta incluyendo con Surface 200 gigas de espacio en Skydrive durante dos años y una suscripción anual a Skype que incluye llamadas gratuitas a más de 20 países del mundo. No está nada mal si estamos abiertos a integrarnos todavía más en el ecosistema de Microsoft.
Respecto a la pantalla, Microsoft apunta a una mejora en el tratamiento del color mientras ha mantenido resolución y tamaño. Sea más o menos evidente esta mejora, la pantalla de Surface Pro 2 tiene un nivel realmente excelente, tanto para el uso normal del sistema operativo como para la multimedia, es difícil ponerle objeciones más allá de que para muchos 10.6 pulgadas sean escasas para su equipo portátil. Aquí poco margen van a tener en Redmond, es el precio a pagar por quien quiera luego tener una experiencia tablet manejable. De hecho, la otra objeción que podemos hacer – que aplicaciones de terceros en ocasiones se muestren pixeladas por el escalado como es el caso de Chrome y Spotify – está más en la mano de esos otros desarrolladores que en las del fabricante.
Con respecto al lápiz – que viene junto al Surface incluido en el paquete – no hay novedades, un punto que no nos preocupa especialmente porque ya de por sí tenía un desempeño magnífico. Para quienes dibujen, la integración de la tecnología Wacom en Surface debería ser un aspecto nuclear a observar porque va realmente bien (en este punto siempre me gusta enlazar a Gabe de Penny Arcade). Eso sí, el conector magnético en lugar de tener una oquedad para guardarlo sigue ofreciendo una facilidad tremenda para perder el lápiz.
En el tema del kickstand Surface Pro 2 trae la novedad de un segundo ángulo de inclinación, por lo que el equipo es algo más flexible y utilizable por aquellos que frecuentan ambientes con restricciones como pueden ser los asientos de aviones y trenes. Sigue siendo peor que la flexibilidad que otorga el factor forma de un portátil, pero al menos ya tenemos opciones. Donde no hay mejora alguna es en la experiencia “equipo sobre las rodillas”: el conjunto Surface más teclado palidece frente a la rigidez de cualquier equipo completamente integrado.
Productividad y autonomía
Si hablamos de portátil, indudablemente estas dos variables deben ser protagonistas del análisis. ¿Cómo se comporta Surface Pro 2 en ellas? Sin duda mejor que en la anterior versión (que ya estaba bien), pero no tan bien como un portátil de su misma generación.
La potencia de Surface Pro se ha visto incrementada. Estamos – y eso hay que dejarlo claro – ante un magnífico PC en lo que respecta a rendimiento. La gráfica integrada nos apunta a que en procesamiento gráfico no vamos a tener la experiencia más puntera y que en juegos vamos a tener que tirar con configuraciones conservadoras, pero nada que no veamos en equipos de similar corte que priorizan la “portabilidad” frente a tener una máquina para juegos y procesamiento gráfico.
Es sumamente rápido en el encendido, fluido a la hora de mover el sistema y con un tiempo de respuesta magnífico. ¿alguna objeción a la productividad? En mi caso tengo dos. La doble personalidad del sistema operativo provoca que a veces se realicen cambios de contexto que yo no hubiese deseado (de modern UI a la clásica y viceversa) por el hecho de las aplicaciones por defecto para según qué acciones (modificable, pero atadas a un determinado interfaz); el otro es que, siendo un gran teclado la “type cover” (la touch sigo viéndola como muy prescindible, delgada pero con cierta tasa de error que yo no tolero a un teclado), su touchpad no está en el nivel de los que he encontrado en portátiles puros de la competencia, desde Apple hasta HP pasando por Lenovo o Asus. Y yo soy muy de touchpad, de hecho logro ser productivo con Surface al nivel de un portátil cuando incorpora un ratón al combo.
En autonomía tenemos muy buenas noticias. La mejora respecto al Surface original son notables y he conseguido más de seis horas (prácticamente siete en algún caso) de autonomía trabajando con el equipo, lo que es una marca ya bastante interesante aunque no esté entre las más punteras del sector. Sobre esto último, Coding Horror planteaba el problema en términos de plataformas: Mac OS X está consiguiendo marcas aquí que los fabricantes de Windows no están logrando y no es por hardware sino por optimización del sistema.
Surface Pro 2 como tablet
Las dimensiones del dispositivo y la reincidencia en el peso nos llevan a un mismo punto de partida delSurface Pro 2 como tablet: grande y, sobre todo, muy pesado respecto a la gama alta del sector. Si vemos productos como el Xperia tablet Z o iPad Air el Surface se nos antojará como un tablet muy grueso y pesado. Claro que son tipos de producto diferentes, pero si nos planteamos Pro 2 como tablet es algo que debemos tener muy en cuenta, Microsoft ha profundizado en las características de portátil a costa de mantener dimensiones que no le ayudan en esta otra categoría.
Donde sí hay una ligera mejora es en el calentamiento, un punto que restaba a Surface Pro también como tablet y que en esta nueva versión sigue presente (un equipo intel i5 se va a seguir calentando mucho más que un ARM) pero ya no lo hace de manera tan marcada como el predecesor. La mayor autonomía también viene a echar un cable para que veamos con mejores ojos su faceta tableta.
En aplicaciones la tienda de Microsoft sigue creciendo y añadiendo actores cada día – el último de los grandes, Facebook – pero sigue muy por detrás en calidad y cantidad cuando miramos las diseñadas y pensadas para Modern UI y su uso como tablet frente a plataformas como Android y, sobre todo, iOs. Han confirmado una de las estrellas del mundo tablet, Flipboard, pero todavía no está disponible.
Donde tampoco hay alegrías en la cámara trasera, que sigue siendo la última prioridad para Microsoft en Surface. No es algo que uno valore en exceso en un tablet, máxime si es de las dimensiones de Surface Pro 2, pero hay gente que las utiliza… y bueno, un rendimiento muy muy pobre, bastante lejos de los mejores tablets de gran tamaño.
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