Hasta después del lanzamiento del Samsung Galaxy S5, la firma no ha dado el salto para adoptar el metal como parte fundamental del diseño de sus smartphones. Sin embargo, una vez detallados algunos pasos del proceso de fabricación del equipo podemos comprender por qué la marca ha tardado en lanzar el primer Samsung Galaxy en metal.
Y es que la inversión y adaptación de las líneas de producción de la factoría en la que se producirá el Samsung Galaxy Alpha ha tenido que ser de consideración. No es para menos ya que hasta ahora la firma tan solo utilizaba materiales plásticos para el ensamblaje de sus dispositivos.
Con el Samsung Galaxy Alpha todo cambia. En primero lugar todo parte de un bloque de metal. Los robot mecanizados van comiendo partes de ese bloque hasta que van dibujando las formas de la parte básica del “chasis”.
Posteriormente, la parte metálica que servirá de base para alojar los componentes internos y como elemento estructura ( y estético) del smartphone se baña en un compuesto químico con el que se procede a ejecutar el proceso de anodizado. Durante este tratamiento la carcasa metálica toma un color determinado.
Posteriormente, se vuelve a colocar la placa metálica en robots de precisión que realizan cortes a lo largo de los bordes de la carcasa. Este paso se realiza con una máquina de corte de diamante en un ángulo determinado para ofrecer un acabado brillante.
Para llegar a este proceso final Samsung previamente ha tenido que desarrollar un intenso y laborioso trabajo de calibración de las máquinas para asegurar que la cadena de producción reproduce con precisión el trabajo de maquetación realizado previamente. Todas las piezas tienen que salir de la línea de producción tal y como Samsung las diseño sobre el papel.
Calidad, ante todo
Una vez fabricada la pieza de aluminio y ensambladas todas las piezas, las primeras unidades del Samsung Galaxy Alpha pasan por un control de calidad para determinar si todo es correcto. En este departamento se somete al dispositivo a diferentes pruebas.Una de estas consiste en medir el grado de resistencia del smartphone a las caídas. Tal y como se muestra en las imágenes, se deja caer el Galaxy Alpha desde distintas alturas y de diferentes modos para determinar el grado de absorción de los impactos. Las pruebas han determinado que éste es superior al medido en anteriores Samsung Galaxy fabricados con policarbonato.
A su vez, se somete la carcasa metálica a un proceso en el que se aplica presión a diferentes partes de la carcasa para medir su grado de flexión y la fuerza máxima que resisten los materiales hasta doblarse.
Todo esto con el fin de que el Samsung Galaxy Alpha salga a la venta en perfectas condiciones y garantía de que el usuario podrá disfrutar del smartphone.
Fuente: Samsung Tomorrow
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