Sin miramos dos años hacia atrás, seguramente que si os pidiéramos
escoger el ‘gadget’ que más ganas teníais de probar, un porcentaje muy
alto hubiera dicho que las Google Glass. Pero aunque
pueda parecer mentira, en Mountain View empiezan a notar que asoman
oscuros nubarrones que podrían dar al traste con uno de sus juguetes
favoritos.
Y no es una sensación única que solo tengan unos pocos, es algo que Google está percibiendo claramente
de parte de sus llamados ‘believers’, que son los que han soportando en
los últimos tiempos todo el peso del desarrollo de las Glass. Una
comunidad de desarrolladores que parece estar perdiendo todo el interés
en el dispositivo.
Tanto, que algunas compañías que habían puesto en este dispositivo muchas esperanzas, han decidido dar un golpe de timón a sus estrategias
y dirigir sus esfuerzos hacia otros ‘wearablees’ que perciben con más
futuro. Sobre todo los que llevan instalado Android Wear. Según Reuters, sobre 16 compañías que estaban desarrollando software para las Google Glass, nueve al menos han decidido abandonar cualquier proyecto que tuvieran entre manos.
¿Más indicios? Pues como sabéis, los llamados ‘Explorers’, que son
los afortunados que han tenido acceso a las gafas cuando el grifo estaba
cerrado solo para invitaciones, parecen haberse cansado del ‘juguete’ y
muchas de ellas descansan en eBay buscando dueño. Eso sí, a precios desenfrenados que rondan los 1.500 dólares.
Desde Google, de momento, no dicen nada al respecto, salvo que tienen pensado desarrollar una estrategia muy centrada
en los negocios, el entorno de las empresas, donde creen que pueden
tener su rincón más rentable. Así lo ven analistas que hablan de que las
Google Glass son un ‘producto de nicho’, no destinado a una venta
masiva.
Sea como fuere, desde luego que no ha beneficiado en nada al invento de Google
que en cada vez más ámbitos su uso esté completamente prohibido. No
solo en cines o teatros, por razones obvias, sino también en
restaurantes donde hace escasas semanas la patronal de Seattle publicó
una directiva que prohibía su uso en todos los recintos adscritos a su
organización.
Fuente: Phone Arena
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