El día 9 de enero de 2007, aproximadamente 10 y media de la mañana en
 el Moscone Center de San Francisco cuando Steve Jobs sacaba de su 
bolsillo el iPhone. Lo que viene después, como se suele decir, ha 
quedado para la historia.Han pasado 8 años
 ya desde que un día como hoy, en 2007 y en un mundo que todavía era muy
 diferente, Steve Jobs subía al escenario y mostraba el iPhone, que nos 
guste o no, es el terminal que marcó el inicio de una revolución.
En el libro Dogfigth: How Apple and Google Went To War and Started a Revolucion,
 escrito por Fred Volgenstein, se hace un relato detallado de cómo 
fueron los prolegómenos de esta presentación que, para los nostálgicos y
 gracias a YouTube, podemos recuperar hoy y que Steve Jobs iniciaba con 
un esperanzador “Este es el día que llevo esperando dos años y medio…”
Hasta entonces, como se puede ver en este artículo de PhoneArena, los terminales con teclados QWERTY como los Blackberry Pearl, los Nokia N95 o los “tipo concha” como el Motorola RAZR
 eran la sensación.  En el libro de Volgensteins se cuenta, en primera 
persona, la presentación del iPhone como uno de los momentos más 
estresantes para gente como Andy Grignon, uno de los 
ingenieros jefes que llevaba trabajando sin descanso esos dos años y 
medio que decía Jobs y que por otra parte, se jugaba el todo por el todo
 esa mañana – que como cuentan, acabó borracho como el resto del equipo 
al final del día -.
Un “show” de Jobs… y como los echamos de menos
Apenas había una docena de prototipos funcionales 
ese día en el escenario del Moscone Center y, aunque eso se quedó en 
bambalinas, había un ejercito de ingenieros en una sala contigua donde 
se había habilitado un laboratorio los días previos para preparar la 
presentación.
Esa presentación, en la que Steve Jobs paseó tranquilamente mostrando
 cómo se podía consultar una página de Internet y luego hacer una 
llamada, afirma Grignon, era fruto de muchas horas de “prueba y error” 
hasta dar con el “Camino dorado”, una serie de acciones que en un orden 
concreto, no bloqueaban el dispositivo.
Hasta el momento de su presentación, Jobs y su obsesión por evitar 
filtraciones (¿qué curioso sería que siguiera vivo ahora mismo en la 
“era Twitter” no? ¿cómo reaccionaría?) hizo que hasta el último 
carpintero que participó en el montaje, durmiera en el Moscone Center la
 noche previa. Grignon afirma que la seguridad de la zona los días 
previos rivalizaba con la de una sede gubernamental.
Pero no sólo fue un reto tener los flamantes iPhone funcionando, la 
puesta en escena fue también un reto. Jobs quiso que todo el mundo 
pudiera ver en la pantalla y sin cámaras, haciendo streaming
 directamente, lo que pasaba en la pantalla del teléfono para evitar que
 se ocultara con su dedo. Eso ahora nos parece muy sencillo pero hay que
 ponerse en el momento y los ingenieros de Apple tuvieron que soldar y 
montar su propio sistema.
Por otra parte, con una sala llena de periodistas tecnológicos, ya 
todos con su teléfono en el bolsillo, la capacidad de las redes para 
navegar en Internet era otro problema para Jobs que no quería que el 
teléfono se quedara colgado cargando una web por la saturación de las 
mismas. El truco que utilizaron fue crear un punto de acceso camuflado
 como una red asiática a la que sólo se conectarían los teléfonos que 
había en el escenario y así disfrutar de una recepción perfecta.
Seis meses hasta su lanzamiento comercial
Pasaron seis meses, aunque ahora nos quejamos cuando sólo tardan 
semanas en aparecer, desde que Jobs mostraba un día como hoy el iPhone 
hasta que llegó a las tiendas, de la mano de AT&T – aunque primero 
se iniciaron las negociaciones con Cingular, una operadora que durante 
ese tiempo, fue engullida por el gigante americano -.
Google se quedó “alucinada”
En esa presentación, aunque algunos no lo recuerden, estuvo también 
Eric Smidcht, CEO de Google, ya que en un primer momento ambas compañías
 trabajaron mano a mano. De hecho, en Google, había dos facciones 
enfrentadas, una que apostaba por llevar las aplicaciones y los 
servicios de Google al iPhone y otra capitaneada por Andy Rubin, que 
recientemente se marchaba, que era el proyecto Android.
Volviendo a la presentación del iPhone, en esos momentos en Google ya
 tenían avanzado un prototipo de teléfono, el Sooner. Sin embargo, al 
ver el nuevo teléfono de Apple, Chris de Salvo, uno de los ingenieros 
implicados, afirma en el libro de Volgenstein “como usuario estaba 
alucinado. Quería uno inmediatamente. Pero como ingeniero en Google 
pensé: ahora tenemos que volver a empezar desde cero”. Esta es la razón,
 que desvelan Volgenstein, por la que el primer Android, el HTC Dream, 
tuvo el teclado deslizante que desaparecería rápidamente en los 
siguientes modelos.
Esto y mucho más sobre la creación, presentación y posterior batalla 
de las dos empresas se cuentan en el libro que le recomendamos hoy, que 
justamente puede ser una buena lectura para recordar tiempos 
en los que el mundo de la tecnología iba un poco más despacio, pero nos 
dejaba con la boca abierta, quizás, con más facilidad que ahora.
 
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