En China,
la privacidad no es tomada tan en serio como en casi cualquier otro
país. Y no solo la de quienes nacen y viven allí, sino también la
privacidad de los turistas. The Guardian, en una investigación junto al New York Times y Vice –entre otros- han descubierto que agentes fronterizos del país han estado instalando software espía en los móviles de algunos de sus turistas. Un spyware en forma de aplicación para encontrar ‘contenido peligroso’ en los móviles.
En el cruce fronterizo, los agentes solicitan a los viajeros que entreguen sus teléfonos inteligentes y piden la contraseña
de desbloqueo del mismo. Es en este momento, durante más de una hora de
espera, cuando se instala la aplicación tanto en dispositivos Android
como en iPhone conectando el dispositivo a un ordenador. Lo que se hace
con este ordenador es instalar la aplicación ‘Fēng cǎi’
que, en realidad, se debería desinstalar tan pronto como se devuelve el
dispositivo a su propietario. Pero no la han estado desinstalando en
ningún caso.
A priori, se debería usar para localizar contenidos relacionados con armas, con el extremismo islamista y otros. Que son los catalogados como ‘peligrosos’ por el gobierno chino. Pero la app, que se mantiene instalada incluso cuando no debería, tiene acceso a mucha más información. Además, aunque se sabe que la información obtenida de los teléfonos inteligentes es almacenada en un servidor, se desconoce cuál es el destino exacto que tiene.
Las prácticas en China, muchas de ellas excusadas con la seguridad del país, van más allá de la privacidad de los usuarios. Y en este caso, si bien es cierto que el escaneo automático del dispositivo podría ser hasta cierto punto comprensible, el spyware se ha mantenido por mucho más tiempo del que debería instalado en los dispositivos de los turistas. De momento, desde China no ha habido comunicación oficial al respecto de la investigación.
China ha instalado esta app en el móvil de sus turistas para espiar lo que hacen y revisar todos sus contenidos
La aplicación debería escanear de forma automática el dispositivo, en busca de 73.000 contenidos diferentes que están catalogados como ‘peligrosos’ y, cuando es entregado el dispositivo a su propietario, ya no debería existir en la memoria del dispositivo. Al quedarse instalada, la aplicación sigue teniendo acceso a los contactos, el historial de llamadas, los eventos del calendario, toda la lista de aplicaciones, mensajes intercambiados con otros usuarios, etcétera. Y toda esta información se sube a un servidor.A priori, se debería usar para localizar contenidos relacionados con armas, con el extremismo islamista y otros. Que son los catalogados como ‘peligrosos’ por el gobierno chino. Pero la app, que se mantiene instalada incluso cuando no debería, tiene acceso a mucha más información. Además, aunque se sabe que la información obtenida de los teléfonos inteligentes es almacenada en un servidor, se desconoce cuál es el destino exacto que tiene.
Las prácticas en China, muchas de ellas excusadas con la seguridad del país, van más allá de la privacidad de los usuarios. Y en este caso, si bien es cierto que el escaneo automático del dispositivo podría ser hasta cierto punto comprensible, el spyware se ha mantenido por mucho más tiempo del que debería instalado en los dispositivos de los turistas. De momento, desde China no ha habido comunicación oficial al respecto de la investigación.
Fuente > The Guardian