Samsung se ha acostumbrado a mirar al resto de sus competidores por
encima del hombro. Los últimos años han sido una época de bonanza para
una compañía que ha sabido dar en el clavo y fidelizar al cliente de una
manera asombrosa. Pero las aguas están cambiando de rumbo. Los datos de
ventas auguran un cambio de tendencia que no debe pasar desapercibida
en Seúl.
No sería la primera vez que una gran compañía (véase Nokia) se duerme
en los laureles y deja escapar un mercado de dominaba con puño de
hierro. Samsung tiene que enfrentarse a dos realidades de
una vez por todas. La primera es que sus buques insignia están
empezando a encontrar una competencia muy real. La segunda es que está
empezando a perder el partido de la gama media.
Los datos
En el segundo trimestre de este 2014 las ganancias en las ventas de teléfonos móviles de Samsung han caído considerablemente, un 20 por ciento menos comparadas con las del año 2013.
Si tenemos en cuenta que la ventana de lanzamientos de Samsung
prácticamente se está repitiendo en relación a pasadas campañas, el dato
debería ser preocupante . Con ello nos referimos a que en esta parte
del año la compañía ha sacado a la venta su último buque insignia, El Samsung Galaxy S5.
Ojo, con esto no queremos decir que su terminal estrella tenga la culpa
de los malos resultados. Hay que mirar un poco más abajo.
Un gran terminal no puede ser el sostén de una compañía. De hecho,
estos grandes teléfonos están funcionando muy bien en el mercado. El HTC One M8 y el LG G3 son buenos ejemplos de ello.
A Samsung no le han ido mal las ventas con el Galaxy S5 pero está
perdiendo terreno en la dura lucha por la gama media y la gama de
entrada.
En teléfonos de alto coste el margen de beneficio también es más alto.
Pero no es lo mismo en las gamas inferiores donde, por pura matemática,
hay que vender muchos más teléfonos para sacar un beneficio parecido. Y
en ese suculento mercado Samsung no está ganando la partida. Las versiones mini de sus buques insignia (y las del resto de las grandes compañías) no están funcionando
y los compradores están empezando a caer en manos de quienes sí les
están ofreciendo teléfonos de entrada a precios muy competitivos.
Hablo de Xiaomi, Huawei, Lenovo… todavía (habrá que
ver con el tiempo) no son una amenaza importante en la gama alta pero sí
lo son en el resto de segmentos. Sus teléfonos compiten muy bien a
nivel de precio y prestaciones mientras que las marcas
‘occidentalizadas’ no pueden decir lo mismo salvo honrosas excepciones.
Los clientes no quieren más de lo mismo
La compañía ha apostado demasiado por el continuismo en las últimas
renovaciones de sus teléfonos más importantes. Se han añadido mejoras
importantes a nivel de hardware y software y nadie puede negar que el
Galaxy S5 es un terminal como la copa de un pino pero estamos empezando a
ver como otros modelos dentro del universo Android están empezando a
ofrecer cosas con un poco más de atractivo. Pantallas con marcos cada
vez más pequeños, construcciones robustas de metal en lugar del manido
policarbonato (vamos, el plástico de toda la vida pero adulterado para
no llamarlo por su nombre vulgar)…
Samsung parece que se ha dado por enterada en este sentido. Muchos de los últimos rumores apuntan a que alguno de los nuevos dispositivos de la marca coreana tendrá un acabado metálico y la propia compañía ha admitido estar trabajando en ‘nuevos materiales’ para sus próximos teléfonos.
Esperemos (por el bien de Samsung) que la compañía sepa reaccionar a
tiempo a un cambio de aires que, en otras momentos, han pillado a más de
uno con el pie cambiado. Teléfonos con prestaciones contenidas pero muy
atractivos en diseño y sobre todo… en precio. Esta es la gran tendencia
de la actualidad y muchos ya se han quedado con parte de este jugoso
pastel. Samsung no debería quedarse fuera.
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