De la noche a la mañana, dos compañías que parecían enemigas mortales se convierten en las mejores amigas. Y la verdad es que todo el mundo sale ganando. La enemistad entre ambos gigantes perjudicaba tanto a sus ambiciones como a sus clientes.
Qualcomm y Apple entierran el hacha de guerra
Todo empezó en 2017, cuando Qualcomm fue acusado de prácticas anti-competitivas a la hora de otorgar licencias de sus patentes; esto afectaba especialmente a Apple, que afirmaba que tenía que pagar hasta cinco veces más que otros fabricantes por usar las mismas patentes de Qualcomm. Por lo tanto, Apple demandó a Qualcomm por un pago de 1.000 millones de dólares.La reacción de Qualcomm fue extrema, demandando a su vez a Apple por supuestamente infringir sus patentes. Y a Qualcomm en este caso no le bastaba con el dinero: quería dar una lección, buscando la retirada de los iPhone del mercado. Algo que consiguió con algunos modelos en países como Alemania.
El enfrentamiento iba a llegar a los juzgados federales de EEUU, pero finalmente Apple y Qualcomm se han dado cuenta de que no pueden vivir la una sin la otra. Para empezar, Apple necesita un fabricante de confianza para los chips 5G de sus futuros iPhone; y aunque Qualcomm no lo quiera admitir, perder a Apple como cliente iba a suponer un duro golpe para sus ingresos.
Intel, la gran perdedora
Así que aquí no ha pasado nada. El nuevo acuerdo supone que los próximos iPhone usarán los chips 5G de Qualcomm; y no los de Intel como se preveía hasta ahora. De hecho, el gran perdedor de todo esto es precisamente Intel, que ha quedado en ridículo.Intel iba a ser el suministrador de chips 5G para la próxima generación de iPhone; pero según los rumores, su trabajo estaba muy retrasado y no cumplía las exigencias de Apple. Ante los continuos retrasos, se llegó a hablar de un “ultimátum” de Apple. No es casualidad que, poco después de saberse esto, Apple haya decidido ceder ante Qualcomm para llegar a un acuerdo.
Para Intel, este acuerdo supone abandonar el mercado de chips 5G. Una decisión drástica del nuevo CEO de la compañía, Bob Swan, porque afirma que “no hay un camino claro hacia la rentabilidad”. Sí, es difícil ganar dinero cuando nadie quiere tu producto.
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