Por qué en 2025 sigue sin convencerme el iPhone

iphone 16 pro

Año tras año, Apple lanza nuevas versiones del iPhone con procesadores más potentes, cámaras impresionantes y un software mejorado. Sin embargo, a pesar de todos estos alicientes aún hay cosas en las que la marca parece empeñada en disgustarme, motivo por el cuál, pese a que llevó meses probando uno, el iPhone sigue sin convencerme a día de hoy.

Y la culpa no es ni de su procesador, ni de su pantalla, ni de su software (bueno, en este caso, un poco) sino de una experiencia de usuario que, en 2025, todavía no está a la altura de la competencia, por mucho que asuma que iOS es uno de los mejores sistemas operativos, o, al menos, de los mejor optimizados.

Mis razones son estás, pero, si no te gusta, tengo otras:

No hay un control separado para las notificaciones y el volumen de las llamadas

Uno de los detalles más frustrantes del iPhone es la gestión del volumen. Si quiero bajar el volumen de las notificaciones manteniendo el tono de llamada, no puedo hacerlo con un simple control deslizante. En lugar de ofrecer una configuración independiente, iOS me obliga a gestionar esto manualmente, desactivando las notificaciones aplicación por aplicación si no quiero que se bloqueen, lo que es un proceso infumable, nada intuitivo.

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En Android, este problema se solucionó hace años con controles de volumen diferenciados.

Finalizar una llamada desde la pantalla de bloqueo es confuso

Ya he hablado de ello con anterioridad, pero eso no quiere decir que no siga siendo absurdo el sistema para finalizar llamadas cuando la pantalla del iPhone está bloqueada. En la mayoría de los teléfonos Android, pulsar el botón en pantalla o una sola pulsación del botón de encendido finaliza la llamada de forma fácil y directa. En iPhone, debes tocar dos veces, algo que no es nada intuitivo y que muchas veces acaba apagando la pantalla en lugar de bloquear el teléfono.

La carga rápida sigue siendo cosa del pasado

Más allá de la experiencia de uso, nadie me puede negar que el mayor defecto del iPhone sigue siendo la carga rápida, o mejor dicho, la falta de carga. Mientras marcas como Xiaomi, vivo y OPPO ya ofrecen velocidades de carga de 120 W e incluso más, Apple se queda en una velocidad que roza lo ridículo. Hoy en día, esperar casi una hora y media para una carga completa es simplemente inaceptable.

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Qué sí, que es un tetefonazo, pero con fallos tontos

A pesar de estas deficiencias, no se puede negar que el iPhone, en mi caso el 16 Pro, sigue siendo un dispositivo muy potente. Su chip ofrece un rendimiento excepcional, las cámaras siguen estando entre las mejores del mercado y su ecosistema con otros productos de Apple es impecable.

Sin embargo, tengo bastante claro que, cuando deje de probar el buque insignia de Apple, volveré a los brazos de Android y sus facilidades de cara al usuario. Puede que sean tres tonterías, pero son unas tonterías que me hacen la vida más fácil o más complicada en función del teléfono que use, y difíciles de justificar en 2025.

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