Hace unas semanas “llegó” –entrecomillo porque ya llevaba años online– a Internet una nueva red social llamada
Vero. Su lema no era otro que “True Social”, y prometía configurarse como una
alternativa factible a la gigantesca Facebook.
Seguramente recuerdes cómo casi todos los medios digitales se llenaron
de publicaciones hablando de ella, y cómo miles de personas se lanzaban a
la aventura de probar esta nueva red social. ¿Pero qué ha sido de ella?
Pues… lo que era de esperar, aunque es una pena.
La empresa publicó un manifiesto con su visión, y algunas de sus premisas eran que
ni iban a implementar algoritmos de filtrado, ni iban a tener censura, ni iban a comerciar con tus datos, ni iba a ser gratuita.
Cuatro premisas que, a nivel personal, me parecen de lo más acertadas.
Sin embargo, Vero, cuyo origen se remonta a Rusia y Arabia Saudí, se ha
desinflado con la misma fuerza que
se desinflaron Google Allo o Pokémon GO
Los primeros días del boom de Vero se caracterizaron por tweets como el que tienes más arriba y
gente quejándose porque no podía registrarse.
Los servidores se saturaron varias veces porque, teóricamente, solo el
primer millón de usuarios podría registrarse gratis. Luego expandieron
este límite
ad infinitum, y nunca más se supo del tema.
Fue un buen reclamo, hasta el punto de que Vero se colocó en las primeras posiciones de la App Store y Google Play. A día de hoy,
Vero está por debajo de las 200 apps más populares. ¿Qué falló?
Una buena idea que no aporta nada nuevo al usuario medio
El principal problema es el de siempre Es una mezcla rara entre Facebook e Instagram que, ojo, es interesante, pero tiene el problema de que
no puede competir en número de usuarios,
ergo, acaba aburriendo. A título personal, solo unos cuantos conocidos,
aficionados a la tecnología, tenían una cuenta en Vero y, de ellos,
solo unos cuantos publicaban a diario alguna cosa. La pregunta, por
tanto, es:
¿Por qué debería instalarme Vero cuando ya tengo a todos mis contactos en Facebook, Instagram y WhatsApp? La respuesta es complicada.
Se podría argumentar que por privacidad, porque no tiene filtros, etc, etc, etc, pero
una red social no es social si no tiene gente, y este es el principal problema de Vero, que, además, se convierte en un círculo vicioso:
Al
no haber gente a la que seguir, los posibles usuarios no se registrarán
porque no van a poder seguir a nadie > Los medios de comunicación e
influencers no se registrarán porque no hay usuarios a los que mostrar
el contenido y el ROI (retorno de inversión) es muy bajo > Al no
haber medios ni influencers los usuarios no tienen motivos para
registrarse, y
así indefinidamente.
Es exactamente
lo mismo que le pasó a Vine cuando Instagram habilitó la función de subir vídeos, lo mismo que le pasó a
Snapchat cuando Instagram puso las Stories y lo mismo que le pasó a Google Allo cuando se lanzó y quiso competir contra WhatsApp.
Todas ellas son buenas ideas,
pero al usuario medio de redes sociales le importa entre cero y nada
que Vero no tenga algoritmos, porque lo que un usuario medio de redes
sociales quiere es
ver a sus amigos e influencers. El resto le da igual.
Una prueba más de que nadie puede tumbar a Facebook
Vero ha sido una bonita aventura, y reconozco que me
ha encantado y que la he usado casi a diario. Me encantaba poder
compartir libros, películas, series, enlaces y fotos, pero en muchas
ocasiones
sentía que estaba hablándole a una pared, que
no había nadie al otro lado. ¿Para qué invertir tiempo en una red
social minoritaria cuando ese mismo tiempo, invertido en otra red
social, te va a dar mejores resultados?
Facebook se ha convertido, muy a mi pesar, en dueña y señora de las redes sociales.
Tiene usuarios y tiene capacidad para innovar –o copiar y venderlo como
innovación–, ¿qué más necesita el usuario que solo sube selfies a
Instagram? Esto mismo lo podemos ver en el Caso Snapchat, en Telegram, en Ello y en Peach. Todas ellas son apuestas geniales, todas tienen buenas ideas,
pero todas pecan de falta de usuarios –aunque estos se cuenten por millones–.
Una idea que se debería copiar
Vero ha caído en desgracia,
como era de esperar. Quizá es demasiado pronto para hablar ahora mismo,
pero las tendencias de búsqueda de Google hablan por sí solas. Vero
tuvo un pico y volvió a la sombra. Punto. Sin embargo, esta red social
ha dejado una idea en el aire bastante interesante, y es la de
pagar por ser miembro. ¿Qué ocurriría si los 2.100 millones de usuarios de Facebook pagasen por estar en la red?
Me parece una buena medida para evitar que
Facebook esté inundada de publicidad, de algoritmos de filtrado por gustos y preferencias y de contenido viral superfluo.
Se abre, así, un interesante debate: ¿estarías dispuesto a pagar por
estar en una red social? Yo, a nivel personal, lo haría gustoso.