Este año ha sido realmente duro para Huawei, y es que el fabricante
chino lo tenía todo a favor para consolidar un gran 2019 y ha tenido que
dar un parón. Ese parón vino propiciado por el veto de Donald Trump a
que cualquier empresa americana pudiese hacer negocios con Huawei.
Lejos de cualquier tipo de acuerdo comercial, los que más titulares
han recopilado han sido con las licencias de Google y Microsoft,
impidiendo al gigante chino poder usar Windows en sus ordenadores, así
Android y los servicios móviles de Google.
Comencemos por lo que más nos
gusta de Android. Tal y como fue concebido el sistema, se trataba de
una iniciativa destinada a ser, no solo de código abierto, sino libre
(que este blog se llame El Androide Libre no es un casual).
¿Qué significa que sea libre? no solo que cualquiera
tuviese al código con el que se puede crear el sistema, sino que además
pueda tomarlo, mejorarlo, utilizarlo y compartirlo. Esa libertad ha
estado presente desde sus inicios, pero parece que en los últimos años
esa sensación de libertad ha ido perdiendo sentido.
Sí, cualquier fabricante puede seguir creando sus versiones
alternativas, y los usuarios tenemos la libertad de coger el código y
crear nuestras propias ROMs. Pero al final todo esto no importa nada…
…porque toda la evolución de Android está supeditada a Google y los GMS.
GMS son las siglas de
Google Mobile Services,
que son todas las aplicaciones y servicios de Google. Todos esos
servicios están separados de Android, no son libres y para que un
fabricante los adopte requieren pasar por una licencia de Google.
Google ha ligado muchas de las innovaciones de Android a sus propios servicios, en lo que comúnmente conocemos como
Google Play Services.
Es otro añadido que da muchas capacidades a los desarrolladores de
aplicaciones, pero que hacen que sus apps terminen estando ancladas al
propio ecosistema de Google.
Esto no ha ocurrido de un día para otro por sorpresa, sino que ha
sido una mejora progresiva de Google y sus servicios durante más de una
década. Una privatización del sistema
que hemos aceptado por pura conveniencia. Porque no podemos negar que cada una de las aplicaciones de Google es de una calidad extraordinaria.
Si existe un punto que haya que halagar de Huawei en toda la polémica
ha sido su gran capacidad de reacción. Desde el momento que fue vetada
puso todos los esfuerzos posibles en tranquilizar a sus clientes,
aclarando sus preocupaciones (las principales, que pudiesen seguir
accediendo a los GMS y recibiendo actualizaciones). Pero en toda esta
reacción también hemos visto a una Huawei obsesionada en demostrar
poderío.
La compañía no ha parado de soltar detalles sobre Harmony OS (su
propia alternativa a Android), un sistema muy prometedor que según el
día que le diese a Huawei estaba listo para reemplazar a Android o no estaba para nada preparado. Harmony es un proyecto ambicioso, aunque de momento sigue sin ser palpable.
No solo se han empeñado en mostrar que tienen un sistema, sino
también una alternativa a los Google Mobile Services. Esta alternativa
la conocimos a fondo en septiembre como Huawei Mobile Services
(HMS), y se trata de un paquete completo de servicios que tratan de
reemplazar la ausencia de Google. Vamos, ser un sucedáneo que sea «casi
igual». Pepsi a la Coca Cola, Nesquik al Cola Cao.
No queremos desacreditar, ni mucho menos, el gran trabajo que debe de
estar haciendo Huawei creando sus propios servicios móviles, metiéndose
en una guerra directa contra Google. Y según recogen en el
Economic Times, estos servicios estarán operativos en la India antes de que termine diciembre.
«Tenemos nuestros propios HMS y estamos intentando construir un
ecosistema móvil. La mayoría de aplicaciones como navegación, pagos,
videojuegos y mensajería estarán listas para final de diciembre.» Respecto a los
servicios de Google añadió que «Los
consumidores no verán una diferencia entre GMS y HMS, nos estamos
enfocando en trabajar con los desarrolladores para ofrecer una buena
experiencia de uso. Es un desafío que estamos intentando dirigir.»
Linux
y Android han logrado la máxima dominancia en sus respectivos campos
por su naturaleza abierta. Huawei podría lograr lo mismo con unos
servicios que terminen siendo un estándar.
En esta batalla en la que Huawei se ha visto obligada a luchar
creemos que la decisión de crear un clon de los servicios móviles de
Google ha sido
la pérdida de una oportunidad para liberar la parte más privada de Android, como son los servicios de Google.
Si miramos al pasado, empresas como Microsoft con MS-DOS (y más tarde
con Windows) y Google con Android no consiguieron su éxito a base de
fuerza bruta, como Huawei esta intentando lograr.
No es una batalla técnica, sino una batalla de confianza.
Huawei
no se encuentra en una batalla técnica, sino de confianza. Y crear un
estándar abierto de servicios móviles podría ser lo que necesita.
Huawei, más que nunca, necesita reforzar su propia imagen, y crearse
sus propias alternativas privadas cuando la compañía ha sido acusada de
espionaje (sin importar si la acusación sea cierta o no) si sospechas de
una compañía, que cree su propio ecosistema privativo no hará más que
hacer que estés totalmente convencido de tus sospechas.
A
nadie le importa el Huawei Mate 30 Pro sin los servicios de Google, y
con el sucedáneo de Huawei a nadie le seguirá importando el que podía
haber sido el mejor móvil de 2019.
Huawei tenía la oportunidad de plantar cara a Google
en su campo de juego, creando un estándar abierto de servicios móviles,
permitiendo colaborar a cualquier tienda, servicio de mapas o pagos
trabajar de forma común. Tenían la oportunidad de unir a pequeñas
empresas en una alianza que si pudiese plantar cara, y no aspirar a ser
una copia que nadie quiera usar.
Porque Huawei no necesita controlar el negocio de los servicios
móviles, sólo que exista un campo de juego en el que poder trabajar sin
miedo a las decisiones del presidente de turno.