Si tienes un dispositivo Android (a menos que sea un Nexus) es muy
probable que cuando lo compraste te encontrases con aplicaciones que no
te interesan lo más mínimo, pero que están ahí, regodeándose ante ti del
espacio que están ocupando.
Lo peor de todo es que en muchos casos estas aplicaciones no parece
que las use nadie. ¿Cuantas aplicaciones de mensajería instantánea
necesitamos, si ya tenemos
Whatsapp,
Telegram, o
Hangouts?
¿Para qué queremos una app absurdamente especializada en una función en
particular que sólo resulta útil para un porcentaje ínfimo de usuarios?
Y entonces, aparecen las apps de las operadoras
En estos casos hay que saber dividir entre tres tipos de apps
preinstaladas. Por una parte están las que no molestan a la mayoría: las
Google Apps. Al fin y al cabo, Android de por sí no
incluye apps preinstaladas, sino que es la propia Google la que incluye
sus servicios, como parte de su esquema para mantener Android y atraer a
más usuarios.
Por otra parte tenemos las aplicaciones preinstaladas por los
fabricantes. El veredicto en estos casos suele depender de muchos
factores; hay ocasiones en las que estas apps realmente
aportan un valor añadido
al dispositivo respecto a los de otras marcas, mientras que en otras lo
único que hacen es ocupar espacio e intentar formar una imagen de marca
propia sin mucho acierto (Samsung siempre ha sido uno de los ejemplos
más claros).
Pero todas estas apps preinstaladas son, hasta cierto punto, lo que
esperaríamos a la hora de comprar un dispositivo. Hay un caso incluso
peor: el de las
apps preinstaladas por las operadoras.
En un principio estas compañías no deberían meterse en las
características y funcionalidades de los dispositivos que venden, pero
por diversos motivos en muchos mercados es común encontrarse esta
situación.
¿Realmente les merece la pena arriesgarse a molestar al usuario
metiendo una app que es muy posible que no queramos? Las compañías no
son tontas, aunque a veces lo parezca; todas sus decisiones se toman con
un sólo objetivo: que
al final del año fiscal los números estén en verde y no en rojo, y no tiene sentido adornar sus acciones con bonitas palabras.
¿Es algo que influya en la compra?
Por lo tanto, para encontrar el verdadero motivo por el que las
operadoras meten apps preinstaladas en los dispositivos que venden, es
necesario pensar como ellas:
en el beneficio bruto que produce.
Sí, puede que si estás leyendo estas palabras seas el tipo de usuario
que cree que son apps inútiles, pero la verdad es que sólo formas parte
de un porcentaje más bien pequeño respecto al total.
La inmensa mayoría de los usuarios, o bien ignorará estas apps
preinstaladas y no supondrá una influencia a la hora de comprar su
siguiente dispositivo, o incluso puede que las pruebe para ver qué tal
están. Y es en ese momento en el que la operadora gana.
Porque seamos sinceros,
¿cuántas veces te has cambiado de operadora por las apps que preinstalan?
Estamos ante un caso de un problema molesto, pero que no pasa de eso:
no es un factor decisivo a la hora de tomar una decisión como
consumidores.
Por lo tanto, seguiremos recibiendo apps preinstaladas en nuestros dispositivos hasta que a las compañías
no les resulte rentable
en términos económicos. No tiene mucho misterio, pero de ahí a ponerlo
en práctica y que los consumidores se informen apropiadamente antes de
comprar hay un buen trecho.