WhatsApp no es una alternativa viable para los ciudadanos chinos: la
aplicación de mensajería está bloqueada por completo en todo el país.
La mensajería y los ataques frontales de los gobiernos son motivo de discusión desde que comenzaron los ataques terroristas indiscriminados. La evidencia de que utilizan sistemas como WhatsApp, Telegram o Facebook Messenger es indiscutible: además de ser servicios sencillos de usar y a los que se accede fácilmente, ofrecen sistemas de cifrado para impedir el acceso a los mensajes. ¿Significa esto que las empresas deberían permitir el acceso a las comunicaciones? Ya sabemos que no, aunque hay aplicaciones que sí lo hacen.
Para poner en contexto la situación actual de WhatsApp en China conviene conocer cómo funciona el software móvil en aquel país asiático. El Gobierno Comunista debe tener un acceso a la información de los usuarios; de ahí que WeChat cambiase recientemente su política de privacidad para no entorpecer con la legalidad de su país de origen.
Estas podrían ser las palabras con las que China se dirige a las empresas de software más conocidas. Fuera del país ya estaban Facebook e Instagram, por ejemplo. En el caso de WhatsApp los bloqueos fueron en ascenso, tal y como detalla The New York Times: primero las videollamadas, después el envío de fotos y documentos, más tarde las llamadas de voz… Y los mensajes de texto terminaron claudicado dejando a China en silencio en lo que a WhatsApp se refiere. Al menos siempre que no se use un VPN ya que estos servicios siguen permitiendo la conexión con los servidores extranjeros; aunque China se esfuerza en bloquearlos también.
Aparte de que WhatsApp ha sido bloqueada por negarse a espiar a los usuarios, China también mantiene cierto proteccionismo con sus propias empresas. De ahí que se favorezca a los clones del país, como Baidu o el mismo WeChat.
A menudo discutimos sobre la escasa privacidad que tenemos cuando accedemos a una conexión de Internet, pero siempre se mantiene cierta restricción en cuanto a los datos más privados. Esto se traslada a las aplicaciones móviles: podemos elegir apps con cifrado para así asegurarnos el anonimato. Lejos de ser peligroso, este hecho implica mantener la libertad, nadie debe inmiscuirse en la vida privada de las personas.
China es un país con una enorme industria de software que se encuentra en pleno proceso de ascenso. No utilizamos aplicaciones chinas de manera mayoritaria, pero conviene prestar atención a su origen precisamente por la reglamentación que poseen en su país. Casos como el de WeChat lo demuestran. También el de WhatsApp: si un gobierno bloquea a una aplicación que protege la privacidad de los usuarios eso significa que no tiene motivos para ser de fiar.
La mensajería y los ataques frontales de los gobiernos son motivo de discusión desde que comenzaron los ataques terroristas indiscriminados. La evidencia de que utilizan sistemas como WhatsApp, Telegram o Facebook Messenger es indiscutible: además de ser servicios sencillos de usar y a los que se accede fácilmente, ofrecen sistemas de cifrado para impedir el acceso a los mensajes. ¿Significa esto que las empresas deberían permitir el acceso a las comunicaciones? Ya sabemos que no, aunque hay aplicaciones que sí lo hacen.
Para poner en contexto la situación actual de WhatsApp en China conviene conocer cómo funciona el software móvil en aquel país asiático. El Gobierno Comunista debe tener un acceso a la información de los usuarios; de ahí que WeChat cambiase recientemente su política de privacidad para no entorpecer con la legalidad de su país de origen.
WhatsApp no cederá al Reino Unido la información de sus usuariosWhatsApp en primera instancia, y Facebook como empresa matriz, se ha negado a compartir la información de los usuarios con las distintas jurisdicciones de los países. Y este sería el detonante de la polémica: China ha decidido eliminar el acceso de sus ciudadanos a la plataforma de mensajería. En todas sus vertientes, mensajes escritos incluidos.
Si no nos permites espiar a los usuarios no eres bienvenido
Estas podrían ser las palabras con las que China se dirige a las empresas de software más conocidas. Fuera del país ya estaban Facebook e Instagram, por ejemplo. En el caso de WhatsApp los bloqueos fueron en ascenso, tal y como detalla The New York Times: primero las videollamadas, después el envío de fotos y documentos, más tarde las llamadas de voz… Y los mensajes de texto terminaron claudicado dejando a China en silencio en lo que a WhatsApp se refiere. Al menos siempre que no se use un VPN ya que estos servicios siguen permitiendo la conexión con los servidores extranjeros; aunque China se esfuerza en bloquearlos también.
La única manera de conectarse a WhatsApp desde China es usar un VPN adecuadoWeChat es la aplicación de mensajería más utilizada en China. Globalmente posee más de 900 millones de usuarios de los cuales la mayoría son chinos. No es de extrañar: con WeChat se comunican y hasta pagan. Con una contrapartida, como ya conocimos la semana pasada: WeChat comparte los datos privados de sus usuarios con el gobierno chino. Lo dice abiertamente en su política de privacidad.
Aparte de que WhatsApp ha sido bloqueada por negarse a espiar a los usuarios, China también mantiene cierto proteccionismo con sus propias empresas. De ahí que se favorezca a los clones del país, como Baidu o el mismo WeChat.
Bloquear a las aplicaciones bloquea la libertad de los usuarios
A menudo discutimos sobre la escasa privacidad que tenemos cuando accedemos a una conexión de Internet, pero siempre se mantiene cierta restricción en cuanto a los datos más privados. Esto se traslada a las aplicaciones móviles: podemos elegir apps con cifrado para así asegurarnos el anonimato. Lejos de ser peligroso, este hecho implica mantener la libertad, nadie debe inmiscuirse en la vida privada de las personas.
China es un país con una enorme industria de software que se encuentra en pleno proceso de ascenso. No utilizamos aplicaciones chinas de manera mayoritaria, pero conviene prestar atención a su origen precisamente por la reglamentación que poseen en su país. Casos como el de WeChat lo demuestran. También el de WhatsApp: si un gobierno bloquea a una aplicación que protege la privacidad de los usuarios eso significa que no tiene motivos para ser de fiar.